El éxito y el fracaso, la doble cara de la moneda, la culminación de un éxito y la caída desde lo más alto, son las características que mejor pueden definir la vida tan difícil y, a la vez, tan excitante de un histórico de nuestro país, el diario 16.
Tras la muerte del general Franco, la sociedad española deseaba estar informada en todo momento sobre los drásticos y trascendentales cambios, que en ese momento intentaban llevar a España hacia la democracia. Es la época de las grandes publicaciones como El País, y por supuesto Diario 16 cuya línea editorial era básicamente la de la reconciliación de las dos Españas. Un ejemplo de esto, seria la publicación de su primer editorial: "vigilar muy de cerca la marcha del Estado para impedir que esa enorme concentración de poder en manos de unos pocos arrase la libertad de los muchos y arrastre el país". Como nota anecdótica, prueba de este ferviente sentimiento de reconciliación fue la banda sonora que acompañaba al nacimiento de la publicación y que posteriormente se convertiría en el himno de la transición española, libertad, libertad, sin ira libertad…!!
Desde su fundación en 1977, se convertiría en un periódico de gran referencia comprometido con el desarrollo democrático. Prueba de ello son los artículos a favor de la legalización del partido comunista y de denuncia contra posibles golpes de estado contra la monarquía. Como por ejemplo la operación galaxia, cuyo resultado sabemos todos en esa noche del 23 de febrero de 1981. A pesar de su consolidación como un periódico serio, en donde primaba la investigación, la publicación acarreaba grandes pérdidas y su tirada iba disminuyendo mes a mes.
Ante esta difícil situación, su fundador, Juan Tomas de Salas decidió destituir al director y contratar los servicios de una figura importante en el mundo del periodismo español, Pedro J. Rámirez. Con la incorporación de un jovencísimo Ramírez, que llegaba procedente de ABC, diario 16 viviría su etapa de esplendor, incrementando sus ventas gracias a los cambios producidos en su línea editorial, añadiendo color a algunas informaciones, publicando los lunes (que hasta entonces no se podía, solo lo hacia la hoja de los lunes), la incorporación de suplementos temáticos pero sobre todo por su trabajo de investigación. Con este cambio de rumbo, el periódico aumentó en los años siguientes sus ingresos en ventas y lo más importante, sus ingresos publicitarios. Por primera vez la publicación tenía solvencia económica. (El número especial de la victoria del PSOE fue el más vendido de la historia del medio, 700.000 ejemplares)
En las facultades de comunicación se estudia el gran trabajo de investigación llevado a cabo por los periodistas americanos Bernstein y Woodward del Washington Post, cuya investigación del caso Watergate, costó la destitución del presidente Richard Nixon. Sin embargo, resulta sorprendente que no se recuerde a los futuros periodistas españoles el gran trabajo de investigación llevado a cabo por Melchor Miralles y Ricardo Arqués (diario 16) sobre los GAL (grupo antiterrorista de liberación), poniendo al gobierno contra la espada y la pared, demostrando su implicación en la creación del grupo y su financiación con fondos reservados del estado. El caso de los GAL hizo que Diario 16 incrementase el número de lectores pero en la cúpula interna del periódico empezaron haber desavenencias en la forma de enfocar el asunto. La gota que colmo el vaso fue el editorial del director titulado la rosa y el capullo, donde hacia una fuerte crítica a personalidades del gobierno.
Así es como vino el divorcio entre el fundador del periódico y su hombre milagro. Pedro J. Ramirez es despedido y funda una nueva publicación, El Mundo, llevándose consigo a profesionales de la talla como Miralles y Forges.
Este es el punto de inflexión para la publicación, es el principio del fin. A pesar de vender más de 180.000 ejemplares el periódico empezó a acarrear una gran deuda económica. A principio de los noventa el grupo Hersant compro el 30% de las acciones del grupo 16 en una maniobra considerada hostil por su fundador. A pesar de esto pudo conservar la mayoría de las acciones. En 1993 Juan Tomás de Salas vendió sus acciones como editor al empresario Jesús de Ramón-Laca. El nuevo editor, ante la situación de crisis hizo un expediente de regulación de empleo. El periódico pudo seguir compitiendo en ventas con el Mundo con reportajes como el caso Roldan, donde dos periodistas recibieron el premio Ortega y Gasset de periodismo. A pesar de estos éxitos, la situación laboral de los periodistas empeoraba, provocando huelgas en el medio que estuvo sin publicar varios días. Ante esta situación la asamblea de Madrid concedió un aval de 360 millones de pesetas para salvar el periódico.
Estas soluciones eran momentáneas, el periódico había entrado en barrena desde hacía mucho tiempo y era inevitable su caída en picado. En el año 95 la empresa se declara en suspensión de pagos y admite una deuda de 18.000 millones de pesetas. La crisis se notó en todos los aspectos. El periódico perdió calidad de edición y redacción decantándose más por el sensacionalismo.
El grupo voz compro el periódico. En el año 2001, después de muchos años, el grupo tiene pérdidas de más de 200 millones de pesetas, solamente generados por Diario 16. La situación era tan desesperante que el grupo puso a la venta la cabecera por el precio simbólico de una peseta. Ni aun así el periódico tuvo comprador que seguía generando deudas y caían sus lectores (68.000). Finalmente el grupo opta por una regulación de empleo sobre todos los empleados, hasta que se publica el último número el 7 de noviembre de 2001.
Tras 25 años de existencia, diario 16 es un documento imprescindible para conocer la historia de nuestra transición y un claro exponente de la magnitud y el poder que ejerce el periodismo en la sociedad. Capaz de unir a los ciudadanos en los momentos de mayor aflicción, pero también tornándose en un instrumento capaz de hundir a los gobiernos más fuertes. Por desgracia su uso cada vez más se limita a cuestiones económicas y tiende dividir a la población en asuntos de interés nacional común, radicalizando cada día más, las diferencias existentes en los sesgos ideológicos que dibujan el panorama político de nuestro país.
Tras la muerte del general Franco, la sociedad española deseaba estar informada en todo momento sobre los drásticos y trascendentales cambios, que en ese momento intentaban llevar a España hacia la democracia. Es la época de las grandes publicaciones como El País, y por supuesto Diario 16 cuya línea editorial era básicamente la de la reconciliación de las dos Españas. Un ejemplo de esto, seria la publicación de su primer editorial: "vigilar muy de cerca la marcha del Estado para impedir que esa enorme concentración de poder en manos de unos pocos arrase la libertad de los muchos y arrastre el país". Como nota anecdótica, prueba de este ferviente sentimiento de reconciliación fue la banda sonora que acompañaba al nacimiento de la publicación y que posteriormente se convertiría en el himno de la transición española, libertad, libertad, sin ira libertad…!!
Desde su fundación en 1977, se convertiría en un periódico de gran referencia comprometido con el desarrollo democrático. Prueba de ello son los artículos a favor de la legalización del partido comunista y de denuncia contra posibles golpes de estado contra la monarquía. Como por ejemplo la operación galaxia, cuyo resultado sabemos todos en esa noche del 23 de febrero de 1981. A pesar de su consolidación como un periódico serio, en donde primaba la investigación, la publicación acarreaba grandes pérdidas y su tirada iba disminuyendo mes a mes.
Ante esta difícil situación, su fundador, Juan Tomas de Salas decidió destituir al director y contratar los servicios de una figura importante en el mundo del periodismo español, Pedro J. Rámirez. Con la incorporación de un jovencísimo Ramírez, que llegaba procedente de ABC, diario 16 viviría su etapa de esplendor, incrementando sus ventas gracias a los cambios producidos en su línea editorial, añadiendo color a algunas informaciones, publicando los lunes (que hasta entonces no se podía, solo lo hacia la hoja de los lunes), la incorporación de suplementos temáticos pero sobre todo por su trabajo de investigación. Con este cambio de rumbo, el periódico aumentó en los años siguientes sus ingresos en ventas y lo más importante, sus ingresos publicitarios. Por primera vez la publicación tenía solvencia económica. (El número especial de la victoria del PSOE fue el más vendido de la historia del medio, 700.000 ejemplares)
En las facultades de comunicación se estudia el gran trabajo de investigación llevado a cabo por los periodistas americanos Bernstein y Woodward del Washington Post, cuya investigación del caso Watergate, costó la destitución del presidente Richard Nixon. Sin embargo, resulta sorprendente que no se recuerde a los futuros periodistas españoles el gran trabajo de investigación llevado a cabo por Melchor Miralles y Ricardo Arqués (diario 16) sobre los GAL (grupo antiterrorista de liberación), poniendo al gobierno contra la espada y la pared, demostrando su implicación en la creación del grupo y su financiación con fondos reservados del estado. El caso de los GAL hizo que Diario 16 incrementase el número de lectores pero en la cúpula interna del periódico empezaron haber desavenencias en la forma de enfocar el asunto. La gota que colmo el vaso fue el editorial del director titulado la rosa y el capullo, donde hacia una fuerte crítica a personalidades del gobierno.
Así es como vino el divorcio entre el fundador del periódico y su hombre milagro. Pedro J. Ramirez es despedido y funda una nueva publicación, El Mundo, llevándose consigo a profesionales de la talla como Miralles y Forges.
Este es el punto de inflexión para la publicación, es el principio del fin. A pesar de vender más de 180.000 ejemplares el periódico empezó a acarrear una gran deuda económica. A principio de los noventa el grupo Hersant compro el 30% de las acciones del grupo 16 en una maniobra considerada hostil por su fundador. A pesar de esto pudo conservar la mayoría de las acciones. En 1993 Juan Tomás de Salas vendió sus acciones como editor al empresario Jesús de Ramón-Laca. El nuevo editor, ante la situación de crisis hizo un expediente de regulación de empleo. El periódico pudo seguir compitiendo en ventas con el Mundo con reportajes como el caso Roldan, donde dos periodistas recibieron el premio Ortega y Gasset de periodismo. A pesar de estos éxitos, la situación laboral de los periodistas empeoraba, provocando huelgas en el medio que estuvo sin publicar varios días. Ante esta situación la asamblea de Madrid concedió un aval de 360 millones de pesetas para salvar el periódico.
Estas soluciones eran momentáneas, el periódico había entrado en barrena desde hacía mucho tiempo y era inevitable su caída en picado. En el año 95 la empresa se declara en suspensión de pagos y admite una deuda de 18.000 millones de pesetas. La crisis se notó en todos los aspectos. El periódico perdió calidad de edición y redacción decantándose más por el sensacionalismo.
El grupo voz compro el periódico. En el año 2001, después de muchos años, el grupo tiene pérdidas de más de 200 millones de pesetas, solamente generados por Diario 16. La situación era tan desesperante que el grupo puso a la venta la cabecera por el precio simbólico de una peseta. Ni aun así el periódico tuvo comprador que seguía generando deudas y caían sus lectores (68.000). Finalmente el grupo opta por una regulación de empleo sobre todos los empleados, hasta que se publica el último número el 7 de noviembre de 2001.
Tras 25 años de existencia, diario 16 es un documento imprescindible para conocer la historia de nuestra transición y un claro exponente de la magnitud y el poder que ejerce el periodismo en la sociedad. Capaz de unir a los ciudadanos en los momentos de mayor aflicción, pero también tornándose en un instrumento capaz de hundir a los gobiernos más fuertes. Por desgracia su uso cada vez más se limita a cuestiones económicas y tiende dividir a la población en asuntos de interés nacional común, radicalizando cada día más, las diferencias existentes en los sesgos ideológicos que dibujan el panorama político de nuestro país.
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